Die Grausamste
Tra tutte la piú crudele
De toute la plus cruel



Sábados 00.00hs
Cámara del Teatro
Aráoz 1025





Elenco:
Melina Benitez
Marina Carrasco
Hernan Melazzi
Catalina Muñoz
Federico Perel
Clara Seckel
Bèla Arnau
***
Asesoramiento y entrenamiento coreográfico: Bárbara Molinari/ Coreografía afro: Jenifer Auger/ Iluminación: Juliana Benedicti/ Concepto espacial: Bèla Arnau/ Realización escenografica: Ezequiel Tazelaar/ Vestuario: Vero Ieno/ Concepto de imágen: Leticia Sahagun/ Fotografía: Leticia Sahagun, Lucas Olivari, Zofía Starzenski/ Ilustraciones: Delfina Estrada/ Música: Bèla Arnau/Prensa: Julia Laurent

Asistente de dirección: Iván Balsa
Dirección y dramaturgia: Bèla Arnau

Ganó el papel

Ganó el papel
15 pé
LM: (se levanta) Siempre me gustó la muerte en vida, la única que puede ser vivida. Cuando cuenten mi historia hijas exageren, mientan, dejen que su imaginación prolifere en adornos y barrocos. Dejen que su propio deseo sea injusto con la exactitud que exigen los hombres chatos y pequeños. Sólo viviré en la saliva que pronuncie mi nombre.
Ahora váyanse hijas, dejen a su madre en paz. Quiero pensar algunas cosas desde aquí, la muerte. (se van todas) Perla tú puedes quedarte y acompañarme en este, mi soliloquio.
Es una tontería, lo sé, pero sufro de sólo pensarlo. Por pueblerina quizás, pero muerta desearía tanto ver quiénes asistieron a mi velorio, ver sus ojos bañados en llanto y que con un miserable pañuelito de tela no logran detener la hemorragia incesante de lágrimas. ¿Tú me comprendes Perlita? Saber quiénes me han realmente amado. ¿Puede la muerte ser tan cruel de privarnos de esos pocos instantes de sinceridad que ella trae al mundo?
Perla, siempre he dudado qué flores debería haber en mi entierro. ¿Tú qué piensas?

Perla: Azucenas, muchas azucenas. Dan todo el año. En cambio si eligiera una flor de estación debería arreglar cuando morir, y eso no es morir, es matarse.

LM: Cuánta razón tienes hija.

Perla: La segunda vez que falleció mi madre, ésa vez no fue de arreglo. Recuerdo todo fue tan espontáneo y natural, como la vida misma, pero la muerte. Cuando digo recuerdo, ese recuerdo pasa ahora. Pasa ahora, el pasado pasa, pasa y pasa por el presente.

LM: Basta Perlita, no contorsiones tanto las palabras. Se te va a enredar la lengua.

Perla: Es cierto Maciel. A veces las palabras huyen de mí como una bandada de pájaros. Es como si se desmoronasen en mi cabeza, y yo quedo haciéndole señas al mundo que parte con ellas. ¿En qué estaba?

LM: Con lo de tu madre.

Perla: Ah. La primera vez encerrada en la cocina y con el gas abierto la salvó un chiflete en la ventana. La segunda y definitiva, por temor a fallar me hizo encerrarla en el horno de barro. La vi introducir su cabellera rubia en la llama viva. Ardió completamente sin dar un solo grito. Su cuerpo carbonizado había conservado el rictus de su rostro, y la muerte vaya una a saber porqué, le había depositado una sonrisa en los labios. Parecía que se burlaba de los que lloraban a un costado del cajón. Yo llené el cajón de azucenas, luego le introduje cientos de ellas en la boca, tragué una yo y quedé dormida en una sillita a su lado. (se queda dormida)

LM: Duerme hija, duerme. Y tú Judith sal de ahí. ¿Piensas que no oigo el arpita?

Judith: (sale por detrás) Allá en Polonia a los difuntos le cantamos una canción. Con la sustancia de ese dolor se ha compuesto el repertorio de nuestro cancionero popular, nuestras volklied. Somos un pueblo sufrido.

LM: No intentes darme lástima. Cuando una ha sido tantas veces herida, pierde lo que los hombres llaman lástima.

Judith: No lo digo por eso, sino porque he pensado en componerle una canción, para poner su nombre en la boca de todos.

LM: Eso sería maravilloso hija. Estar en la boca de todos. Una última cosa, como tú bien sabes no he perdido mis hábitos de hombre, por eso no olvides rasurarme si en el velorio asoma en mi cutis un rastro de barba. Si resucitase y me viera con el rostro rasposo, volvería automáticamente a morir. Y recuerda, las lágrimas que secan rápido, son falsas.

Judith: Ésa, ésa será la primera frase de la canción. (se dirige al piano) Las lágrimas que secan rápido, son falsas.
(Aparece la Rava, con la Pety en los hombros. El vestido de la Pety oculta el rostro de la Rava, por ello parece una Pety gigante.)

LM: Hija mía. Has estado fantástica, estoy orgullosa de ti. Los hombres verán en tus lágrimas cuánto me quisiste, y tus lágrimas hoy se veían tan tan sinceras.

Pety: Mi lágrimas no fueron de dolor, fueron de alegría. Nadie ansía más que yo el día de tu muerte. Y estoy cansada de tu estúpida escena del funeral.
Me voy al patio. Yo a diferencia de ti soy responsable, y ahora debo atender el mundo de mi fantasía que reclama de más producción. Cada minuto que paso junto a ti, acorta el breve paraíso de mi infancia. La edad que no tiene recuerdo.
(Perla que estaba dormida en la silla, se levanta sorpresivamente)

Perla: Fuego, fuego. (se levanta y todas la siguen) Fulguraciones naranjas, enervaciones de violeta que relampaguean la carne viva, espasmo incesante de formas en el borbotoneo curioseante de chispas...
(Perla cae desmayada en los brazos de las chicas. La llevan en andas hacia el fondo. Se oyen sirenas de la calle.)

Escenas