Pety: (saltando la soga)
¿Quién soy yo?
(Mira hacia la barra, y asoman dos pájaros)
Agarro una tijera
Y corto una pollera
Por la mitad
¿Quién soy yo?
Un señor
Con regio pantalón
Y grave la voz.
(pone voz grave)
Perdone costurera
Busco una pollera
Para mi mujer
(vuelve a su voz)
No me va a creer
Dijo la costurera
Lo que tiene puesto
Es una pollera
Cómo puede ser
Dijo el señor
¿cuándo mi pantalón
se descosió?
(Entra Edmundo y se detiene en el último escalón de la escalera. Embelesado observa a la pequeña)
¿Quién soy yo?
Ahora una dama
De humilde posición
Que saltando la soga
El hilo soltó
¿Cómo puedo yo
Llegar a saber
Si dama o señor
Es usted?
Salte la soga
Y la soga saltará
Salta la soga
Y la soga soltará.
(suelta la soga y ve a Edmundo detenido en el final de la escalera)
Pety: Mi cumpleaños fue la semana pasada
Edmundo: (se acerca lento con una caja entre sus manos) Te he traído un obsequio
Pety: Los padres que olvidan el cumpleaños de sus hijos es porque no han deseado traerlos al mundo.
Edmundo: Toma, acéptalo como disculpa, y no creas todo lo que dice tu madre.
Pety: Déjalo en el piso y vete. Vete de aquí inmundo.
Edmundo: (apoya la caja en el piso y se retira lento) Edmundo, mocosa.
Pety: (se acerca a la caja y conjetura) Bosta de caballo, un caracol de mar. (La abre) ¡Unos patines!
(Edmundo se da vuelta. Aparecen los pájaros detrás de la barra y organizan la escena. Uno de dirige a Edmundo y otro a la pequeña)
Pájaro 1: (a Edmundo, le grita) Es la ternura lo que te echa a perder Edmundo. ¿Por qué te dejas arrastrar por ese sentimiento débil y cristiano de la bondad? Eres un niño en el cuerpo de una bestia.
Pájaro 2: (a la Pety) Son hermosos.
Pety: Son hermosos.
Pájaro 2: (la reprende) Shh! Estúpida. Oculta en tu rostro los buenos sentimientos y frunce el ceño para mostrarle cuán poco importante te ha resultado su obsequio.
Pájaro 1: Mira como está fascinada por esas cuatro rueditas que robaste en el bazar. La has conquistado, podrás hacer con ella lo que tú desees Edmundo.
Edmundo: Por su rostro pareciera que no le han gustado.
Pájaro 2: No se irá sin antes intentar besarte.
Pájaro 1: Hasta ahora habías sido un cielo que jamás se había visto llover, un pájaro que no se había oído cantar…
Edmundo: Una flor sin perfume. Acerca tu boca querubín.
Pájaro 2: Cuánta repugnancia te generan esa poesía grasa y pueblerina. Mira cómo lo imbecibiliza el amor, es repugnante.
Pety: Es repugnante.
Pájaro 1: Ahora te acercarás, quitarás de tu bolsillo papel film para poder besarla. Porque no querrás corromper con tu experiencia la inocencia de la pequeña ¿no?.
Edmundo: Temo que crezca, que la edad se lleve su tesoro.
Pájaro 2: Acercarás despacio tu boca a sus labios, y conocerás lo que los hombres llaman: beso.
(Se besan)
Pájaro 1: Ahora vete Edmundo. Vete, ya has conseguido lo que viniste a buscar. Vete.
(Los pájaros abandonan su forma, y ya son Judith y Perla)
Judith: ¿Y esos patines?
Perla: Son hermosos.
Pety: Me los regaló mi padre la semana pasada para mi cumpleaños.
Edmundo: (se acerca lento con una caja entre sus manos) Te he traído un obsequio
Pety: Los padres que olvidan el cumpleaños de sus hijos es porque no han deseado traerlos al mundo.
Edmundo: Toma, acéptalo como disculpa, y no creas todo lo que dice tu madre.
Pety: Déjalo en el piso y vete. Vete de aquí inmundo.
Edmundo: (apoya la caja en el piso y se retira lento) Edmundo, mocosa.
Pety: (se acerca a la caja y conjetura) Bosta de caballo, un caracol de mar. (La abre) ¡Unos patines!
(Edmundo se da vuelta. Aparecen los pájaros detrás de la barra y organizan la escena. Uno de dirige a Edmundo y otro a la pequeña)
Pájaro 1: (a Edmundo, le grita) Es la ternura lo que te echa a perder Edmundo. ¿Por qué te dejas arrastrar por ese sentimiento débil y cristiano de la bondad? Eres un niño en el cuerpo de una bestia.
Pájaro 2: (a la Pety) Son hermosos.
Pety: Son hermosos.
Pájaro 2: (la reprende) Shh! Estúpida. Oculta en tu rostro los buenos sentimientos y frunce el ceño para mostrarle cuán poco importante te ha resultado su obsequio.
Pájaro 1: Mira como está fascinada por esas cuatro rueditas que robaste en el bazar. La has conquistado, podrás hacer con ella lo que tú desees Edmundo.
Edmundo: Por su rostro pareciera que no le han gustado.
Pájaro 2: No se irá sin antes intentar besarte.
Pájaro 1: Hasta ahora habías sido un cielo que jamás se había visto llover, un pájaro que no se había oído cantar…
Edmundo: Una flor sin perfume. Acerca tu boca querubín.
Pájaro 2: Cuánta repugnancia te generan esa poesía grasa y pueblerina. Mira cómo lo imbecibiliza el amor, es repugnante.
Pety: Es repugnante.
Pájaro 1: Ahora te acercarás, quitarás de tu bolsillo papel film para poder besarla. Porque no querrás corromper con tu experiencia la inocencia de la pequeña ¿no?.
Edmundo: Temo que crezca, que la edad se lleve su tesoro.
Pájaro 2: Acercarás despacio tu boca a sus labios, y conocerás lo que los hombres llaman: beso.
(Se besan)
Pájaro 1: Ahora vete Edmundo. Vete, ya has conseguido lo que viniste a buscar. Vete.
(Los pájaros abandonan su forma, y ya son Judith y Perla)
Judith: ¿Y esos patines?
Perla: Son hermosos.
Pety: Me los regaló mi padre la semana pasada para mi cumpleaños.
Judith: Creí que se había olvidado
Pety: Él no perdería jamás esa oportunidad para mostrarme su cariño y devoción. Yo también lo amo, hasta lo que no debería, creo.