Die Grausamste
Tra tutte la piú crudele
De toute la plus cruel



Sábados 00.00hs
Cámara del Teatro
Aráoz 1025





Elenco:
Melina Benitez
Marina Carrasco
Hernan Melazzi
Catalina Muñoz
Federico Perel
Clara Seckel
Bèla Arnau
***
Asesoramiento y entrenamiento coreográfico: Bárbara Molinari/ Coreografía afro: Jenifer Auger/ Iluminación: Juliana Benedicti/ Concepto espacial: Bèla Arnau/ Realización escenografica: Ezequiel Tazelaar/ Vestuario: Vero Ieno/ Concepto de imágen: Leticia Sahagun/ Fotografía: Leticia Sahagun, Lucas Olivari, Zofía Starzenski/ Ilustraciones: Delfina Estrada/ Música: Bèla Arnau/Prensa: Julia Laurent

Asistente de dirección: Iván Balsa
Dirección y dramaturgia: Bèla Arnau

Ganó el papel

Ganó el papel
15 pé

Mordida



LM:
¡Qué torpe! Parece que la mudez te volviera cada vez más torpe. Si al menos pudieras contestarme o gritarme, entonces yo podría darte la cachetada que te mereces.
Aquella tarde, la Maciel paseaba en tacos por las calles de tierra de esta isla, cuando oyó un alarido desgarrador. Pensé que había sido el grito de un perro, pero cuando me acerqué a la ventana te vi a ti. Tan pequeña, con un cuchillo exageradamente grande en la mano -la hoja de acero era más larga que tu bracito y en el piso- quien debía ser tu padre, juntando las tripas. Al verme detrás del vidrio, dejaste caer el cuchillo al suelo, agarraste la muñeca que estaba sobre la mesa y trepaste la ventana. La cruzaste y tomaste mi mano. Caminamos mucho recuerdo. (le pega una cachetadita)
Vamos, limpia el enchastre que hiciste.

(La Maciel descubre el pelo de Judith, sentada frente al piano)

LM: ¿Qué pasa que ya no cantas hija?

Judith: No soy su hija

LM: No hace falta que lo seas mientras yo desee ser tu madre. ¿No has compuesto nada?

Judith: Nada, desde que estoy aquí no he compuesto nada. Ni siquiera puedo cantar las canciones de mi anterior repertorio. Todas esas melodías me suenan ahora tan despiadadamente inocentes. Y por sobre todo: deshonestas.

LM: ¿Quieres beber algo hija? (le busca un vaso de agua)

Judith: Este lugar ha deshecho lo antes me parecía bello. Y aún no tengo fuerzas para escupir al mundo las melodías que crujen en lo más cavernoso y prehistórico de mi garganta. (Agarra el vaso, se hace gárgaras)

LM: (ve que la Rava está secando el piso con el pelo) Animal, ¡con el pelo no! (vuelve hacia Judith, ella escupe el gargajeo) No te impacientes hija, ya recuperarás tu voz, luego ensayaremos el numerito, vendrá gente y anidarás tus melodías en los oídos de hombres y mujeres.
Recuerdo lo que me costó arrancarte de la degeneración en la que vivías. Al lado de tus padres, las ropas siempre limpias, en tu boca siempre bellas palabras. Sólo la Maciel pudo ver el animal que habitaba en ti.

Judith: No eran mis padres, era la Zwi Migdal. ¿Hasta cuándo me tendrá aquí en esta jaula? ¿No cree que un poco de aire me devolvería la voz?

LM: No aún. (Con su mano acaricia el rostro de la cantante, y ésta se la muerde) ¡Antes de cantar deberías haber aprendido a morder! ¡Desagradecida! (le cierra la cortina de pelo)

Escenas